Causaba risa escuchar cómo un insignificante mosquito trompetero prodigaba insultos al Rey de la Selva.
Conversando en un pesebre, el asno le decía al buey...
¡Arre! ¡Arre, caballitos! —animaba el carretero a dos caballos, que tiraban de su carreta.
Un corderito, recién nacido, bebía en la corriente de un limpio arroyuelo.
Una serpiente, introduciéndose cierto día en el taller de un herrero, se puso a morder una lima de templado acero, con una insistencia digna de mejor suert
Un ratón citadino convido a cenar a un compañero que vivía en el campo y, hallándose en la bien provista despensa, dijo el ratón de casa al campesino...
Un anciano labrador, que tenia varios hijos enemistados, los reunió un día y mandó traer un manojo de varas.
Un niño hurtaba en la escuela los libros de sus compañeros y los mostraba a su madre, quien, en vez de corregirlo, aprobaba su mala inclinación.
Un cojo y un ciego llegaron, cierta vez, a la orilla de un río que tenían que vadear.