Un leñador, talando árboles del bosque, no daba descanso a sus brazos. De su empeño no escapaban abetos ni encinas, hasta que se rompió el mango de su hacha.
Entre las aves canoras, el jilguero es el más tímido. A la insinuación de todas siempre respondía...
Cierto borrachito visitaba una y otra cantina, dejando en ellas su salud, inteligencia y fortuna.
Un asno salvaje, que buscaba alimento por las lomas, divisó a otro doméstico, que comía a boca llena pero prisionero en el potrero.
Un león y un oso hambrientos se pusieron de común acuerdo para cazar un cervatillo que asomó la cabeza por entre el verde follaje.
Cierto cuervo, de los feos el peor, hurtó un queso y fué a saborearlo en la copa de un árbol.
Un hombre, con falsas promesas, capturó una culebra y la metió en un saco, condenándola a morir.
La sirvienta de una casa, por descuido, derramó buena cantidad de miel sobre el piso.
Una liebre preguntó, en cierta ocasión, a la zorra...