Un mulo, redondo como una bola, fue llevado a la feria para ofrecerlo en venta. Los compradores, interesados por la presencia imponente de la bestia, le preguntaron:
Una zorra entró sin hacer ruido en un rebaño de corderos y, aparentando amor maternal, acercó a su pecho a un corderito recién nacido, simulando acariciarlo.
Un muchacho cabrero que reunía su rebaño para llevarlo al aprisco, advirtió que una cabra se entretenía comiendo la hierba tierna en el prado.