Dos ratoncitos, Paco y Peca, hermanos muy unidos, salieron a pasear, sin permiso de su mamá que siempre les recomendaba no alejarse.
Se alejaron tanto esa noche de su ratonera, que Peca, asustada, dijo a su hermano en voz baja:
—¿Sientes ese ruido? —el ratoncito afirmó con la cabeza y preguntó —¿Crees que sea un gato?—. Los dos se abrazaron con sus rostros llenos de espanto.
—¡Hijos, hijos míos, soy yo! ¿Por qué se alejaron tanto?—. Ambos corrieron felices a abrazar a su madre, que llegando al hogar les advirtió:
—Prometan nunca más alejarse sin mi permiso, que afuera existe mucho peligro.
Arrepentidos los ratoncitos pidieron perdón:
—¡Mamita, qué lindo es estar nuevamente contigo en casa!
Moraleja
El prudente y obediente del peligro es consciente. Clic para tuitear